Este
25 de diciembre ofrecemos una reflexión con base en un texto periodístico. El
mensaje en las siguientes líneas es que la humanidad necesita amor, no cosas
materiales. ¿Por qué nos resulta difícil darlo?
“Quiero que mis papás no peleen”. Esta fue una de las peticiones que Santa Claus
recibió en estos días entre la abundante correspondencia enviada a su taller en
el Polo Norte.
La misiva fue enviada por medio del Servicio Postal Mexicano, en cuyos buzones
aparecen cada año, durante la temporada navideña, ese tipo de cartas. Sus
autores son niños de varias edades residentes en colonias y fraccionamientos de
distintos puntos de esta capital.
Y generalmente piden juguetes, en particular
aquellos que se anuncian en la televisión. Pero en ocasiones hay algún niño que
no pide cosas materiales sino que desahoga sus penas en esa comunicación con el
personaje que le cumplirá sus deseos.
—Son
cartas que conmueven por lo que revelan —manifestó Carlos Raúl Sánchez Castro,
jefe del área comercial de Sepomex en Yucatán
y uno de los empleados de esa dependencia que cada año se apuntan como
voluntarios para responder las cartitas.
Calculó que esta vez las oficinas postales de
esta ciudad recibieron unas 150
epístolas dirigidas a Santa Claus (Texto publicado por
Diario de Yucatán)
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